Desde Estrasburgo vamos a Colmar, pequeña ciudad de la región francesa de Alsacia con un gran encanto que atrae a miles de visitantes cada año en cualquier época, pero sin ninguna duda, en Navidad se convierte en uno de los sitios más especiales de Europa.
Otra época de gran concentración turística es en el verano, ya que Alsacia es una región famosa por sus viñedos y Colmar rinde homenaje a sus vinos celebrando cada agosto la Feria de los Vinos de Alsacia en el Parque de Exposiciones de Colmar (Avenue de la Foire aux Vins).
Conocida como la Pequeña Venecia por sus canales, también la llaman ‘La otra ciudad de la Estatua de la Libertad’ ya que aquí nació el creador de la emblemática estatua, Frédéric Auguste Bartholdi, como recuerdo, existe una réplica de 12 metros de altura al norte de la ciudad.
Se pueden comprobar recorrido y horarios en Voyages-SNCF (Compañía nacional de Ferrocarriles de Francia SNCF).
Y llegamos a Colmar
Colmar ha pertenecido a Alemania y a Francia varias veces a lo largo de su historia, así que no es de extrañar que rasgos de ambos países se entremezclen y se hagan patentes en muchos aspectos, fácilmente lo comprobamos en la arquitectura de la ciudad.
En el corazón de Colmar se levantan preciosas casas antiguas, muchas del siglo XIV, de estilo gótico germánico, con entramados y postigos de madera al modo francés, del renacimiento tardío, algunas de ellas obras maestras que reflejan el esplendor de Colmar en la Edad Media y que vamos a poder admirar gracias a que su centro histórico está clasificado como zona protegida y ha sido continuamente restaurado.
Pero lo primero que nos sorprende, muy gratamente, es el magnífico edificio de la estación de tren (GARE SNCF COLMAR)
Su construcción se inspiró en la estación central de Gdansk (Polonia)) y fue inaugurada en 1907 por la administración alemana de la época, es considerada una de las joyas de la arquitectura alemana en el siglo XX, mezcla de estilo neogótico y neorrenacentista, originariamente las salas de la estación estaban decoradas con magníficas vidrieras que fueron destruidas por la explosión de un tren de municiones en 1944, alguna fueron restauradas posteriormente o sustituidas por otras que siguen llamando la atención a los miles de viajeros que cada año utilizan las instalaciones de la Estación Central de Colmar. El edificio ha sido catalogado como Monumento Histórico desde 1984.
La estación se encuentra a algo más de un kilómetro del centro, aprovechando la magnífica tarde de sol, decidimos ir dando un paseo hasta el hotel, así ya vamos viendo algo de la ciudad.
Pasamos por bonita calles con amplias con zonas verdes y magníficas casas señoriales
Y enseguida llegamos a nuestro hotel
Dejamos las maletas en nuestra suite familiar, amplia y cómoda
En la fachada de la casa descubrimos este homenaje a un personaje desconocido para nosotros, así que no podemos quedarnos con la curiosidad….
y averiguamos también el significado del nombre del hotel
Enrique de la Tour d’Auvergne-Bouillon (1611 – 1675), conocido también como «Turenne» fue un noble, vizconde de Turena y gran militar francés, nombrado mariscal de Francia en 1643. Bajo su mando el ejército francés ganó la batalla de Turckheim el 5 de enero de 1675 (dentro de la guerra franco-holandesa) muy cerca de Colmar.
La batalla de Turckheim fue un modelo en su género, planificando un ataque sorpresa desde las montañas del macizo de los Vosgos pese al intenso frio de enero, esto hizo que pillara desprevenidos a sus enemigos. Napoleón se inspiró, 130 años más tarde (Austerlitz), en la táctica de llegada por sorpresa de Turenne. El rey Luis XIV encargó de nuevo a Turenne el mando en la batalla de Salzbach, el 27 de julio de 1675 donde fue herido mortalmente.
Luis XIV, concedió a Turenne el honor póstumo de ser enterrado en Saint-Denis, junto a los reyes de Francia. Napoleón Bonaparte trasladó sus restos a la iglesia de San Luis en Los Inválidos, necrópolis de las glorias militares de Francia.
Satisfecha nuestra curiosidad, es el momento de salir a recorrer con calma Colmar .
Vamos hacia la zona conocida como la petite Venise en el distrito de Krutenau, siguiendo por la calle que lleva también el nombre del insigne mariscal
Las calles desprenden la alegría de la Navidad….
En pocos minutos llegamos a la Petite Venise
Esta zona conocida como la Pequeña Venecia (La Petite Venise), es el barrio más pintoresco de Colmar con sus casas tradicionales alsacianas de siglos pasados, con las fachadas de colores y las típicas vigas de madera que las hacen tan especiales, rodeadas por los canales de los ríos Lauch y III (afluentes del Rin) que atraviesan la ciudad. Diferentes puentes permiten el paso de un lado a otro y el acceso a las casas que se alinean a lo largo de las orillas y recuerdan inevitablemente a la famosa capital del Véneto en Italia.
En Navidad todos los vecinos se esfuerzan por engalanar sus magníficas casas y resaltar la belleza de las mismas.
Cada rincón serviría para ilustrar la página de un cuento de hadas, príncipes y princesas. Algunos dicen que la factoría Disney se inspiró en Colmar para ubicar la historia de «La Bella y la Bestia».
Uno de los puentes más emblemáticos de esta pequeña Venecia es el Puente de los Cisnes en la Rue de Turenne, inmortalizado por miles de turistas con sus cámaras.
En esta antigua zona de jardineros y agricultores, los canales del río Lauch irrigaban los cultivos y servían a los comerciantes para transportar sus plantas y verduras en las barcas hacia el muelle del mercado. Los riachuelos continúan a lo largo del Quai de la Poissonnerie, donde residían los pescadores que también hacían llegar sus mercancías hasta el mercado en sus barcas.
En el Quartier des Tanneurs, algunas de las viviendas se remontan al siglo XIV, y en ellas vivían carniceros y curtidores.
Los colores de las viviendas servían para indicar el tipo de actividad a la que se dedicaban sus moradores: azules para los pescadores, rojas para los carniceros y blancas para los curtidores.
En la actualidad, como en cualquier ciudad con canales, estos son aprovechados para ofertar a los turistas paseos en las barcas más o menos típicas del lugar. En Colmar se realizan en barcas muy planas ya que en ciertos tramos los canales tienen poco fondo. Este tipo de botes era los que utilizaban los agricultores y pescadores para transportar sus mercancías hacia el mercado pero ahora la mayoría están destinadas a hacer tours turísticos.
Seguimos ensimismados con los detalles de las fachadas
Llegamos al Mercado navideño de los niños en Place des 6 Montagnes Noires, especialmente dedicado a los más pequeños, con tiovivo y varia atracciones para ellos.
Las atracciones dispuestas en la plaza casi ocultan la fuente The Roesselmann Fountain que la preside, obra de Auguste Bartholdi inaugurada en el año 1888. Sobre un pilare de mármol blanco adornado por figuras de peces, está la estatua de bronce del Mariscal Jean Roesselmann, que murió en el año 1262 defendiendo la independencia de la ciudad de Colmar amenazado por los partidarios del obispo de Estrasburgo.
La plaza según va oscureciendo, se va llenando cada vez más de gente y efectivos policiales velan por la seguridad de todos
Volvemos al Puente de los Cisnes para ir hacia el barrio de los pescadores
Desde el puente de la Rue des Écoles es de donde se tienen las mejores fotos , y es que la Rue de la Poissonnerie es totalmente fotogénica.
Llegamos a la Antigua Aduana (Ancienne Doudane)
El Mercadillo de la Antigua Aduana se extiende desde la Place de l’Ancienne Douane y sus alrededores con un montón de puestecillos entre los canales, combinando su gran oferta de adornos navideños de todo tipo, con otros de comida (vino y sopa caliente, dulces y pasteles, bocadillos, perritos…). En el piso superior está el Mercado interior de Koifhus que alberga exposición de artesanía, antigüedades… pasamos por el pórtico de Koifhus y seguimos hacia Grand Rue.
Seguimos el paseo por bulliciosas calles llenísimas de turistas y bonitas «tiendas de Navidad”.
Llegamoos a la Iglesia católica de Saint-Martin de estilo gótico, fue construido entre 1234 y 1365 dedicada al culto de Martín de Tours, también se la conoce como Collégiale Saint-Martin y por sus grandes dimensiones, como Cathédrale Saint-Martin , aunque Colmar nunca fue sede de obispado.
En el espacioso interior, el mobiliario sufrió grandes pérdidas durante la Revolución Francesa. Una de las joyas que conserva e la exuberante caja de órgano barroco de 1755, el mecanismo y las tuberías originales fueron reemplazadas por completo en 1979.
Las numerosas capillas que rodean el coro exhiben varios altares y estatuas medievales, de las vidrieras góticas, la más notable es la cabeza de un Cristo sin barba del siglo XIII.
Seguimos el paseo por la calle Serruriers
Llegamos al mercadillo de la iglesia de los dominicos
En el Convento de los dominicos, lo más antiguo que se conserva es el claustro de mediados del siglo XIII, la iglesia es de 1289 y tiene varias reformas posteriores, en ella destacan sobre todo sus vidrieras.
Un buen momento para sucumbir al navideño glühwein o vin Chaud, vino caliente con especies, vayas donde vayas encontrarás un puesto donde te lo vendan y por supuesto apetitosos bocadillos de salchichas con queso!
Un sabroso bocadito y un vinito caliente, aún hacen más agradable el paseo entre las alucinantes decoraciones navideñas.
En la rue des Clefs hasta llegar a la Plaza de Juana de Arco donde se encuentra “Le marché de Noël”, unas treinta casetas ofrecen también una selección de productos locales tanto de comida como adornos o souvenirs navideños.
¡Una cena superagradable!
recordando lo que más nos había gustado de la ciudad a cada uno
Regresamos al hotel pasando de nuevo por el puente de los cisnes,
y esta vez vemos los cisnes!
Mañana más, mucho más…..
además volveremos a ver de día, algunas de los rincones que más nos gustaron de noche.