Desde la Spezia (Italia) el “Visión of the Seas” sigue su rumbo y navega durante la noche para al despertar por la mañana frente a la costa francesa, disfrutar de la 7ª escala en Marsella.

Marsella, capital de la región francesa de Provenza en la Costa Azul, la segunda ciudad más poblada de Francia después de París, es una de las principales urbes de la región euromediterránea.
Tiene el puerto comercial más importante de Francia y del Mediterráneo, tercero en importancia de Europa tras Róterdam y Amberes, centro de intensa actividad industrial especializado en la petroquímica y la refinería de petróleo, construcción naval e industrias diversas. Tradicional lugar de paso de los flujos migratorios poblacionales que fueron incrementando el carácter multicultural de la ciudad.



Los grandes barcos de crucero atracan en la Terminal de Marsella-Provenza Léon Gourret Pier, situada a unos 8 km del centro de la ciudad.



Llegando al Muelle Leon Gourret a primera hora de la mañana,


¡ Listos para desembarcar !

El Muelle Leon Gourret en una extensa zona industrial por la que no está permitido el paso. Dentro de la terminal de cruceros solo se permite circular por el “camino verde” y dada la lejanía al centro de la ciudad se requiere medio de transporte para llegar .
Nadie informa de la existencia de Shuttle Bus del propio puerto que suele ser lo habitual y gratuito, incluso preguntamos en la Oficina de Atención al Cliente de recepción del barco y simplemente nos ofrecen la posibilidad de comprar el billete para su propio Shuttel bus de la compañía de Royal Caribbean (12€ /persona) que anuncian continuamente incluso por megafonía o coger un taxi (30€).
¡ Pero descubrimos que hay Shuttle Bus gratuito !



La parada está un poco alejada de nuestro punto de atraque (terminal A), hay que caminar unos diez minutos para llegar.

La falta de información previa hace que muy pocos compañeros cruceristas se hayan decidido a seguir este camino, la mayoría por desconocimiento optaron por contratar excusión, bus de la naviera o taxi. Solo nos encontramos otra pareja que se sabe el camino, pues ya había estado el año anterior, así que nos unimos a ellos.





Y en el Free Shuttle llegamos a la parada “Joliette” en la ciudad, a unos 15 minutos del puerto de cruceros.


Listos para conocer los puntos más turísticos de Marsella desde la plaza Joliette


- Basílica Catedral de Santa María la Mayor
- Esplanade de La Tourette: Iglesia de San Lorenzo, Fuerte de Saint-Jean
- Puerto Viejo (Le Vieux Port); Quai du Port, Ayuntamiento (Hôtel de Ville), parada de Bus 60 para llegar a la basílica Nuestra Señora de la Guardia
- Quai des Belges o Quai de la Fraternidad, Avenida La Canabiére (calle principal de la ciudad), Quai de Rive Neuve
- Abadía De San Victor
- Le Palais Du Pharo
Empezamos nuestro itinerario desde la plaza Joliette, seguimos por Avenue Robert Schuman hasta la imponente Basílica Catedral de Santa María la Mayor.




Llegamos por la parte posterior de la espectacular Catedral católica de Marsella

La conocida como catedral de Santa María la Mayor, Sainte Marie Majeure o Cathédrale de la Mayor, se encuentra en la explanada que une el Puerto Viejo (Vieux-Port) con el nuevo puerto comercial, en el barrio de la Joliette. Ocupa el mismo lugar en el que estuvieron en tiempos pasados, una antigua iglesia paleocristiana y una primera catedral del siglo XII de estilo románico, así que a los tres templos, de muy distintas épocas, se les dio el nombre de “La Nueva Mayor”, ” La Vieja Mayor y ”La Vieja Primitiva”.
La Nueva Mayor fue construida en la segunda mitad del siglo XIX (entre 1852 y 1893) durante una época de gran crecimiento económico, social y demográfico para la ciudad.
Pero mucho, muchísimo antes, aquí frente al mar, comenzó todo hace más de dos mil seiscientos años…. de una historia de amor surgió Marsella, de la historia del marino griego Protis y la princesa Gyptis.

Según la leyenda en el año 600 a.d. C, unos marinos griegos provenientes de Phocaea o Focea (ciudad griega de Asia Menor, actual Foça en Turquía) desembarcaron en la cala de Lacydon, lugar que estaba habitado por un pueblo de origen celta-ligur. La joven Gyptis, hija del rey ligur Nann, tuvo la ocasión de elegir a su esposo y desdeñando a poderosos príncipes y ricos herederos, eligió sin dudarlo al valiente Protis de las lejanas tierras de Focea. El aventurero foceo se casó encantado con la bella novia y recibió su dote, el territorio de Massilia que se hizo próspero y floreciente.
De las auténticas historias de amor siempre surge lo mejor……




Para gloria de la antigua ciudad de Protis y Gyptis, los trabajos de construcción de Santa María la Mayor que duraron más de 40 años, dieron como resultado un imponente edificio único en su género en toda Francia, que evoca el Oriente por su estilo románico-bizantino con sus cúpulas y naves, conjugado también elementos góticos en un magnífico conjunto arquitectónico.

Rodeamos el edificio para llegar a la entrada principal entre las torres más altas

Destaca su llamativa exterior con la alternancia de franjas de piedra blanca y verde, mosaicos, cúpulas y sus dos esbeltas torres frontales. Bajo la hilera de arcos de la fachada principal se sitúan siete estatuas que representan a Jesús, rodeado de sus apóstoles y discípulos.

Al lado de la entrada principal se encuentra la estatua de Monseñor Henri de Belsunce, obispo de Marsella y figura emblemática de la época de la Gran Plaga que asoló la ciudad en 1720.

El 25 de mayo de 1720, un buque mercante, el Grand Saint-Antoine, ancló en Marsella procedente de Siria. A bordo, toneladas de telas y mercancía se descargaron en los muelles. Unas semanas después, la peste se propagó por la ciudad. Monseñor de Belsunce, reaccionó heroicamente, inmediatamente hizo gala de un gran sentido de la organización, actuando como un verdadero pastor de su rebaño por el cual estaba dispuesto a dar su vida. Brindó apoyo material a los más necesitados, amenazados por la miseria debido a la crisis económica ocasionada por la epidemia. Para ayudarlos, agotó sus ingresos episcopales y su fortuna personal. Además proporcionó especialmente apoyo espiritual a los enfermos: su principal preocupación era que las víctimas de la peste murieran privadas de los últimos sacramentos o maldiciendo a Dios. Obsesionado con este temor, deambulaba incansablemente por los distritos contaminados de la ciudad, consolando a los enfermos y administrando los sacramentos. Invocando la intercesión divina para acabar con la terrible enfermedad, en la fiesta de Todos los Santos de 1720, Henri de Belsunce, repitiendo el gesto de San Carlos Borromeo en Milán, recorrió descalzo la ciudad de Marsella, sin mitra y con una soga alrededor del cuello, en señal de penitencia. Luego consagró toda la diócesis al Sagrado Corazón de Jesús durante una misa al aire libre (los templos estaban cerrados) en presencia de una gran multitud. Este fue un acto muy audaz ya que el prelado desafió la decisión de los concejales de la ciudad, que se oponían a cualquier manifestación que pudiera propagar la epidemia. La peste empezó a disminuir durante el invierno siguiente, pero regresó en dos oleadas sucesivas, en 1721 y luego en abril de 1722. Entonces el obispo logró que los concejales lo acompañaran en la consagración de la ciudad. El poder civil también debe rendir sus deberes de religión, porque “el César no está menos sujeto a la voluntad de Dios que el resto de los hombres”. El 28 de mayo de 1722, las máximas autoridades de Marsella prometieron asistir a la Misa del Sagrado Corazón cada año ofreciendo una imponente vela grabada con el escudo de la ciudad. Poco después, la epidemia de la peste desapareció para siempre.
En 2020, debido a la epidemia de Covid-19, Monseñor Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, decidió anticipar al Domingo de Ramos la conmemoración del tricentenario de la consagración de la ciudad al Sagrado Corazón ofreciendo la misa solemne por la protección de la salud y por el fin de esta terrible enfermedad que nos asola trescientos años después de aquella peste.
Una pena! no podemos entrar, está cerrada.


La catedral delimita la gran plaza conocida como Esplanade de la Major, cuya remodelación fue inagurada el 15 de octubre de 2016 tras una laboriosa y larga obra, tomando oficialmente su nombre como Esplanade Jean-Paul II, llamada así en honor al Papa Karol Vojtyla elegido Papa el 16 de octubre de 1978, ejerciendo el pontificado hasta su fallecimiento en el Vaticano el 2 de abril de 2005. En 1947, el futuro Papa Juan pablo II, entonces un joven sacerdote polaco de 27 años, vino a Marsella para encontrarse con los trabajadores portuarios y sacerdotes obreros, antes de visitar la basílica de Notre Dame de la Garde como un simple peregrino.

La Esplanade Jean Paul II o Esplanade de la Major, con sus 9.500 m² de losas, su banco de piedra de 220 metros de largo, sus árboles de Cinamomo (Melia azedarach ) sobre los antiguos almacenes portuarios y su fantástica panorámica, se convirtió a partir del 2016 en una de las más destacables plazas de la ciudad .



Desde la plaza continuamos nuestra ruta hasta llegar al Puerto Viejo (Vieux-Port) pasando por el Fort Saint-Jean:

Subimos por Rue Miradou, frente a la puerta de entrada de la Catedral,

En el nº36 de Rue Miradou, llama la atención este edificio cuyo lateral está decorado con un fresco (Fresque murale: Le Commerce):

El mural representa “la época gloriosa” del puerto de Marsella con su gran actividad en el comercio, cuando la seda y los esclavos representaban «mercancías» de alto valor (autor: A. GOETSCH. Fecha de creación: 3 de mayo de 1994. Superficie: aproximadamente 150 m2).

Subimos la calle dejando atrás la catedral y desde este paseo tenemos vistas sobre los nuevos edificios que pretenden ser símbolo de la regeneración actual del frente marítimo de la ciudad.

Destacan la Villa Méditerranée (Palacio de Exposiciones) y el MuCEM (Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo), al lado uno del otro.

El Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo o MuCEM, diseñado por Rudy Ricciotti como un gran cubo de 15.000 metros cuadrados revestido de curiosos paneles reticulares, fue inaugurado en el año 2013, año en el que Marsella fue Capital Europea de la Cultura


El MuCEM muestra un recorrido por la historia de las civilizaciones mediterráneas y por el propio pasado de Marsella, a través de miles de fotografías, postales, películas y exposiciones, además pretende funcionar como un foro, un lugar para el debate, donde se organizan presentaciones de referencia y exposiciones temporales. Acoge también un auditorio de cuatrocientos asientos, una biblioteca y un restaurante con terraza panorámica.

Uno de los elementos más destacados de la estructura es un puente colgante de 115 metros que une el museo con el fuerte de Saint Jean.

Desde aquí llegamos a la Esplanade de La Tourette, plaza entre la Iglesia de Saint Laurent y el Fuerte Saint Jean.
La Iglesia de San Lorenzo (Église Saint-Laurent de Marseille) fue construida en el sitio que ocupaba un antiguo templo pagano en honor al dios Apolo en la pequeña colina de Saint Laurent, ahora llamada La Tourette.

En el 2º distrito de Marsella, es la parroquia del barrio de Le Panier, antiguo poblado de los pescadores.

La Iglesia domina el Puerto Viejo desde el siglo XII, frente al Fort Saint Jean. Clasificada como Monumento Histórico en 1950, es la única parroquia medieval que ha llegado hasta nuestros días. Adosada a la iglesia, se encuentra la capilla de Santa Catalina.

En la plaza llama la atención “Le Dresseur d’oursons” (el entrenador de osos), una estatua de bronce obra del escultor Louis Marcel Botinelly realizada en 1911, representa a un saltimbanqui que toca la pandereta y realiza juegos y piruetas entrenando a pequeños osos para su espectáculo callejero en la plaza.


Enfrente está el Fuerte de Saint-Jean, al que se llega por una pasarela desde la esplanade de la Tourette, al lado del Puerto Viejo (Le Vieux Port) sobre el que ofrece magnificas panorámicas.



El sitio del fuerte de San Juan estuvo ocupado desde la Antigüedad por un bastión defensivo, durante las Cruzadas, fue utilizado como punto de partida para que las tropas llegaran a Tierra Santa. En el siglo XIII los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (futura orden de Malta) se instalaron aquí, dándole su nombre.
El complejo de 1365, albergaba una iglesia, un hospital y el palacio de oficiales. Entre 1447 y 1453, el rey René (Renato I de Nápoles) manda construir la gran torre cuadrada para intentar proteger más eficazmente el puerto.


La segunda torre (circular), llamada del Fanal, data del siglo XVII y fue construida a petición de los armadores y comerciantes marselleses que demandaban una atalaya que permitiese descubrir cualquier navío que se acercase a menos de 20 kilómetros de la costa y prevenir ataques enemigos.

El fuerte también está rodeado por un foso inundable que mandó a construir Luis XIV para que la fortaleza pudiera quedar aislada de la ciudad en caso necesario.

Durante la Revolución Francesa fue prisión del Estado, y con la ocupación alemana, se convirtió en depósito de municiones, sufriendo una grave explosión en 1944 que dañó parte del edificio.
En este 2013, al ser nombrada Marsella Capital Europea de la Cultura, la recuperación del fuerte formó parte del proyecto de acondicionamiento y mejora de toda la zona del viejo puerto, que quedó unido por una pasarela de 130 metros al Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (MuCEM).
La rehabilitación del Fuerte fue encargada al arquitecto marsellés Roland Carta, se acondicionaron unos magníficos jardines mediterráneos para ofrecer un agradable paseo y unas vistas incomparables.
La entrada al fuerte es gratuita y permite descubrir sus rincones, visitar exposiciones que tienen lugar en su interior, pero sobre todo disfrutar de las vistas desde la torre cuadrada sobre el propio fuerte, el muelle y otras magníficas construcciones al otro lado de la boca del puerto.



Seguimos descubriendo curiosos rincones



Cruzamos patios, subimos torres, atravesamos túneles, nos asomamos a las almenas……









Al otro lado de la boca del puerto, llama la atención otro edificio palaciego situado frente al mar, es el conocido como Palais du Pharo.

El Palais du Pharo, fue mandado construir por el emperador Napoleón III en 1858 para su esposa la española Eugenia de Montijo. Después de la caída del Imperio en 1871 los oponentes de Napoleón III atacaron todos los símbolos del Imperio y la multitud destruyó todos los emblemas y adornos napoleónicos que decoraban la fachada del edificio. Cuando el emperador murió en 1873, la ciudad de Marsella reclamó la propiedad. Eugenia no lo cedió hasta 1884 cuando ofrece el palacio y sus jardines a la ciudad, con la condición de que sean de utilidad pública. Desde entonces el edificio sirvió como hospital, acogiendo a enfermos de cólera y de tuberculosis. Los edificios erigidos en la parte lateral de la explanada del Palacio fueron ocupados en 1890 por la Facultad de Medicina. En 1905 se creó el Instituto de Medicina Tropical del Servicio de Salud del Ejército, conocido como École du Pharo. Desde 2012 fue la sede de la Universidad de Aix-Marseille. Algunas instalaciones del palacio en la actualidad, se utilizan para determinados eventos y también alberga un auditorio donde se programan conciertos de la Ópera de Marsella.

Vemos también el Fort Saint Nicolas que se levanta enfrente de Fort Saint-Jean, ambas construcciones militares protegieron el puerto y la ciudad desde la Edad Media.


Pero sobre todo impactan las vistas sobre Le Vieux Port:


Al fondo en lo alto, la silueta de Notre Dame de la Gare.

Sobre la colina que domina la ciudad, está la impresionante Basílica de Notre-Dame de la Garde (Basílica de Nuestra Señora de la Guarda), que será nuestro objetivo,


Así que continuamos ruta hacia allí pasando por el paseo del Puerto Viejo (Le Vieux Port).
El puerto que los griegos ya usaban hace más de 2000 años, actualmente es un gran puerto deportivo y sus antiguos almacenes hoy se consideran monumentos históricos.



La urbe fundada por los griegos en el año 600 antes de Cristo, mucho antes incluso de que los romanos llamaran a las aguas que bañaban sus costas Mare Nostrum, se convirtió en un importante núcleo comercial centrado en el mar y en su puerto. La vieja Masalia griega no detuvo su expansión y a pesar de los avatares de su historia, hoy Marsella, se sigue abriendo al mundo desde su Vieux Port.

Le Vieux Port sigue siendo el corazón de Marsella contemplado desde lo alto, en la lejanía, por Notre Dame de la Garde.

La salida al mar durante milenios continúa muy activa, aunque hoy en vez de antiguos barcos de mercancías, o galeras preparadas para el combate, acoge un sinfín de yates y embarcaciones de recreo amarradas en un codiciado rectángulo acuático del viejo puerto parcelado.
La ciudad empieza y termina en el Viejo Puerto.


El largo paseo marítimo de le Vieux Port, se divide en Quai du Port al oeste, Quai de Rive al este y Quai de la Fraternité o Quai des Belges que hace de enlace entre ambos.


El animado paseo de Le Vieux Port suele ser el punto de encuentro para la mayoría de excursiones o visitas guiadas que se pueden hacer por Marsella. Pueden ser muy aconsejables alguna de ellas, las hay en castellano y se pueden reservar de manera online, incluso visitas guiadas gratis (se aconseja una bien merecida propina al guía a voluntad ). https://www.civitatis.com/es/marsella/free-tour-marsella/?aid=1256
Nosotros seguimos nuestra ruta para ajustarnos a nuestros tiempos y nuestro planing

En el paseo marítimo del Vieux Port, entre una sucesión de restaurantes en el tramo de Quai du Port, destaca edificio del Ayuntamiento del siglo XVII.

El Ayuntamiento, Hôtel de Ville o Marseille City Hall en Quai du Port, es un magnífico ejemplo de arquitectura barroca provenzal. En el lugar que ocupa, ya existió en el siglo XIII una antigua “Casa del Pueblo”, sede del poder durante la época del medievo, pero el edificio actual fue construido en el siglo XVII, reformado y ampliado en el XVIII. Es uno de los pocos monumentos que sobrevivió a los bombardeos de la segunda guerra mundial y a la ocupación alemana. Al tratarse de dependencias de la ciudad en uso, se puede entrar libremente y suele haber exposiciones temporales e incluso visitas guiadas.

Vemos pasar el tren turístico, muy demandado por los visitantes de Marsella, pasar por delante del Ayuntamiento. Enfrente colas interminables para comprar el billete del pequeño tren:



Enfrente del Ayuntamiento, el animado paseo se continúa a lo largo del inmenso muelle de recreo

ofreciendo infinitas oportunidades de entretenimiento, además de disfrutar de la vista de los numerosos yates y embarcaciones, curiosear entre los numerosos puestos de un colorido mercadillo, entre músicos y artistas callejeros, es una magnífica experiencia.






El jabón de Marsella es el souvenir marsellés más famoso, incluso tiene su museo (Musée du Savon) que veremos un poco más adelante en el Quai de Rive del Vieux Port.

Seguimos por el paseo

En Quai de la Fraternité o Quai des Belges, destaca por encima del ajetreado mercadillo, la blanca fachada de la iglesia neobarroca de Saint Ferreol (que antes fuera capilla templaria).


Un poco más adelante sorprende una estructura metálica con un gran espejo en el techo obra del famoso arquitecto Norman Foster, diseñada con motivo de la celebración de la designación de Marsella como Capital Europea de la Cultura.
(L’Ombrière de Norman Foster)

El techo de espejo de L’Ombrière de Norman Foster nos devuelve nuestra imagen:


Esta zona suele acoger un mercado matutino de pescado fresco recién traído de los barcos cada mañana .
Nos encontramos uno de los escenarios más icónicos de Marsella:

¡ No podían faltar los candados del amor !

Volvemos a la parada, enfrente justo del Ayuntamiento, para coger el bus municipal nº60 para llegar a la basílica de Notre Dame de la Garde

Compramos los billetes en Brasserie Le Cool detrás del Ayuntamiento


Esperando el bus:


Rumbo a la espectacular Basílica Notre Dame de la Garde.

¡¡¡ Aún nos queda mucho por ver en Marsella !!! …..
