Desde Vernazza llegamos en tren al quinto y último pueblo de CINQUE TERRE desde la Spezia.

Monterosso (literalmente Monte Rojo), es la primera de las localidades documentadas en el Cinque Terre, exactamente en el año 1056. Ubicado en un pequeño golfo natural en la parte más occidental de las Cinco Tierras, es la localidad más poblada, más plana y con la mayor playa de la zona, así que el más turístico de todos.

Dividido en dos partes por una pequeña colina (colina de San Cristoforo) en la que se levanta una torre del antiguo bastión defensivo que protegía la zona (torre Aurora) y que separa dos ensenadas: hacia el oriente, en la ensenada del Rio Bruanco, se ubica la parte más antigua del pueblo y verdadero centro del mismo, y al occidente en la ensenada de Fegina, está la zona hacia donde fue creciendo, con la estación de tren y la playa con restaurantes, heladerías y gran parte de las opciones de alojamiento (hoteles y apartamentos turísticos) en los que se han convertido la mayoría de las viejas casas, tras el gran impacto turístico que supuso la designación de las “cinco tierras” como PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD en 1997.
La población, de alrededor de mil quinientos habitantes, se dedica principalmente al negocio turístico, dejando a un lado la agricultura y la pesca, los pilares económicos de la zona hasta entonces.

Puntos que veremos:
1.- La Estatua “Il Gigante”, ubicado en la parte “nueva” del pueblo, en el extremo oeste de la playa. Es una estatua imponente que representa a Neptuno el dios del mar, que parece sostener una cornisa del acantilado rocoso.
2.- La Torre Aurora, torre de guardia de la Edad Media construida en el siglo XVI para prevenir los ataques enemigos. Ubicada en la colina que divide a Monterosso en la parte “vieja” y en la parte “nueva” unidas por un paseo peatonal. Cerca está la escultura de San Francisco y Monasterio de Los Capuchinos.
3.- El Centro Histórico o parte “vieja”, alrededor de la Plaza Garibaldi de la que parten estrechas callejuelas o “Carruggi”, ocupadas por las terrazas de bares y tiendas de souvenirs existentes por todos lados. Lo más destacable del centro son la Iglesia de San Juan Bautista y el oratorio de Neri, llamativos templos del siglo XIV.


Desde la estación de tren empieza nuestro recorrido por el pueblo…… llenísimo de gente.



Spiaggia di Fegina: playa de color grisáceo con arena gruesa y pedregosa que hace necesario calzado adecuado para caminar por ella. Más del 90 % de la playa es privada, solo se puede acceder previo pago que incluye la sombrilla y silla playera si se desea.




El resto de zona de baños libre de pago, es una parte de rocas sin arena:

Recorremos el paseo marítimo (Via Fegina) sobre la playa, primero hacia el oeste en dirección al famoso gigante y después volvemos hacia la Torre Aurora para ir al centro histórico del pueblo.






Pasamos por delante de palacetes decadentes pero que seguro tuvieron un pasado esplendoroso:


Al final del paseo marítimo, se levanta “la mansión del gigante”:

En el extremo occidental al final de la playa de Fegina, después del aparcamiento, se levanta la sorprendente construcción:

El abogado Giovanni Pastine, originario de Monterosso que emigró a Argentina donde hizo una gran fortuna, regresó a su pueblo natal a finales del siglo XIX junto a su esposa Juanita y mandó construir una suntuosa residencia “Villa Pastine”, donde pasar el resto de su vida con su familia.
Para completar la espectacularidad de su mansión, en 1910 Giovanni encargó una asombrosa obra para su jardín a Arrigo Minerbi de Ferrara, escultor famoso por sus trabajos en varias catedrales y especialmente por ser el autor de la puerta de bronce del Duomo de Milán y a Francesco Levacher, arquitecto e ingeniero italiano, a quien probablemente Pastine conoció en Argentina, donde había diseñado y construido más de un centenar de edificios en los últimos veinte años del siglo recién terminado. El «adorno» consiste en una escultura en cemento armado y hierro de 170 toneladas y 14 metros de altura que representa a Neptuno, dios del mar.

El impresionante dios Neptuno con un tridente en una mano, sostenía sobre sus hombros una terraza en forma de concha, frente a la mansión como si fuera la proa de un barco.

Giovanni Pastine falleció prematuramente, su familia abandonó Monterosso y la enorme riqueza del abogado se perdió rápidamente. La villa y la estatua del Gigante, abandonadas, fueron perdiendo su esplendor y quedando en la ruina.
En la Segunda Guerra Mundial, lo que quedaba de la finca sufrió importantes daños tras los bombardeos de 1943. Una bala de mortero destruyó la pierna derecha y ambos brazos del gigante que también perdió un trozo de nariz.

La propiedad fue adquirida por el genovés Luigi De Andreis y a principios de los años sesenta del siglo XX, inicio la construcción de una nueva villa confiando el proyecto al arquitecto Claudio Andreani. Solo se conservó la torre principal de “Villa Pastine”. La nueva casa se llamó «La Meridiana”.
En 1966 una fuerte marea debilitó aún más la estructura del maltrecho gigante, sin tridente, sin brazos, sin una pierna, después de varias controversias sobre su conservación De Andreis se decidió a mantener al coloso. Hoy en día la estatua aparece mutilada pero aún sobrecoge su poderosa figura, sometida a labores de restauración y mantenimiento siendo considerado un importante icono de Monterosso.
Actualmente la mansión se anuncia en distintas web turísticas donde se ofrece la posibilidad de pasar unas vacaciones en un apartamento de 2 dormitorios, sala de estar, cocina…. al “módico” precio de más de 600 euros/noche según temporada.

Frente a esta zona de Punta Mesco, detrás de la Casa del Gigante, hay otra magnífica mansión, se trata de “Villa Montale” también conocida como Pagoda Giallognola, la pagoda amarillenta o la casa de las dos palmeras: casa familiar de Eugenio Montale, premio Nobel de literatura en 1975, donde este pasó largas temporadas desde su infancia. En su honor, se creó en el entorno de la casa “El Parque Literario Eugenio Montale”.
Actualmente también ofrece alojamiento turístico:

Volvemos por el paseo marítimo en dirección contraria para dirigirnos a la Torre Aurora que se asienta en lo alto del espolón rocoso que divide el pueblo en dos. Esta torre es la única que queda de las 13 torres que rodeaban la ciudad en el siglo XVI. En la actualidad es propiedad privada y acoge un restaurante. Para llegar allí recorremos Via Fegina con magnificas vistas sobre la multicolor playa:


Antes de empezar el camino que lleva a la torre está la zona más más rocosa de la playa , destacando una formación pétrea en forma de aleta que sobresale del agua a pocos pasos de la orilla.


A continuación está la zona de baños gratuita:

Seguimos por el paseo subiendo la colina de San Cristoforo



En la base de la torre esta el embarcadero para las excursiones marítimas de los turistas.






Un buen momento para hacer una parada, tomar un refresco y disfrutar de las vistas


Continuamos por el paseo que nos lleva al “Centro histórico”:


Desde aquí vemos el otro lado de Monterosso y su otra playa




Llegamos a la plaza principal de Monterosso, Piazza Garibaldi, homenaje al legendario revolucionario y líder de la lucha por la unificación e independencia de Italia Giuseppe Garibaldi (1807-1882).



Desde aquí se ve el campanario de la iglesia de S. Giovanni, que fue en su origen una torre de vigilancia o torre de guardia que formaba parte de las fortificaciones construidas en el siglo XIII.

Una pequeña fuente con cuatro diminutos chorros “adorna” el centro de la plaza:

Desde aquí en pocos pasos llegamos a a la plaza Don Giovanni Minzoni donde está la iglesia de San Giovanni Battista.

La iglesia fue construida entre 1244 y 1307 en estilo gótico-lígure. Destaca su llamativo exterior de franjas de mármol blanco y verde. En la fachada principal está la puerta de la entrada entre columnas de mármol coronadas por un rosetón, también de mármol blanco, bajo el cual se encuentra un fresco que representa el Butismo de Cristo del siglo XVIII, en el lateral del ábside se levanta la antigua torre de guardia que hace las veces de campanario.
En su interior se conservan la pila bautismal realizada en 1360, un lienzo de la Virgen del Rosario –en la pared derecha del presbiterio – obra de la escuela pictórica de Luca Cambiaso y una Crucifixión sobre la pared izquierda de un pintor anónimo del siglo XVII. El altar mayor, así como la sillería de madera se, fueron encargados en 1734 .

Saliendo de la iglesia de San Juan Bautista a la izquierda, casi pegado a ella, se encuentra el Oratorio de S. Maria di Porto Salvo, también conocido como el Oratorio Mortts et Orationis o de la Cofradía de los Negros, Cofradía dei Neri «Mortis et Orationis».


Nacida en 1642, el nombre de la cofradía hace referencia a que sus miembros vestían una túnica negra. La hermandad de los negros jugó un papel muy importante en los siglos XVI y XVII, cuando las continuas guerras y hambrunas de esos siglos provocaron la muerte de decenas y decenas de personas, y sus cuerpos eran abandonados sin darles cristiana sepultura por falta de medios. Los miembros de la cofradía ayudaban a las viudas y huérfanos, encargándose del entierro de los menos afortunados.
Sobre el portal de la entrada, una calavera con tibias cruzadas y una cruz acompañada del epígrafe Mortis et Orationis Confraternitas anuncia su dedicación.


El templo está decorado con imágenes esculpidas de calaveras, esqueletos y escritura con alusiones al respecto.


Un crucifijo del templo también es negro reivindicando el color de la hermandad:

En el centro del arco superior se encuentra el escudo de la Cofradía y las Tres Montañas, símbolo de Monterosso.

Un óculo desde la cúpula central permite la entrada de la luz.

Seguimos descubriendo rincones de este pintoresco pueblo




En cada callejuela se disputan el espacio los bares y las tiendas de souvenirs, estas compiten por ofrecer el mejor recuerdo del pueblo, desde el típico vino de la tierra vino di “Sciacchetrá” hasta originales camisetas entre otros muchos objetos varios.




De nuevo por el paseo marítimo de Via Fegina.
Se dice que uno no se puede ir de Monterosso sin comer una focaccia




¡Cumplidos todos los objetivos! y completado nuestra ruta por CINQUE TERRE.



¡¡¡ Vamos !!!
