Entre las escalas de Qaqortoq y más tarde Narsaq, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de los espectaculares paisajes de los fiordos del suroeste de Groenlandia, como los antiguos vikingos cuando recorrieron estos misteriosos desfiladeros, donde los glaciares se encuentran con el mar y el hielo se desprende de ellos formando los densos montones de icebergs que nuestro barco va esquivando.
Desde que salimos de Qaqortoq, recorremos su fiordo y desembocamos en el mar del Labrador para enfilar el fiordo Skovfjorden (Skovfjord). Navegamos unos cincuenta kilómetros hasta llegar a la altura de Narsaq.
Son tantas las impresionantes imágenes que hemos acumulado en nuestras cámaras de fotos, que se hace muy difícil seleccionar aquellas que más justicia hagan a lo que nuestros ojos contemplaron, pero vamos a intentarlo.
Aunque realmente ninguna hace justicia del todo, porque no se pueden fotografiar las emociones que despiertan estos paisajes,
Los fiordos son esas estrechas entradas costeras del mar que inundan valles excavados o parcialmente tallados por acción de los glaciares. El agua al congelarse crea las fracturas, delimitando los valles que quedan sumergidos.
La travesía por los fiordos es dejarse llevar por tranquilas y transparentes aguas, entre impresionantes icebers y escarpados desfiladeros.
Esos temibles y engañosos bloques de hielo, se muestran como inofensivas y deslumbrantes figuras escultóricas a las que podemos poner títulos según nuestra capacidad imaginativa…..
como por ejemplo podría ser
“la bota de Aladino”:
“el cisne de Groenlandia”:
“ la foca al sol”:
“ el pollo muerto”:
“El nido sin pollo” :
y muchos más….
La luz se refleja sobre estos espectaculares bloques helados dándoles distintas intensidad de color, cuanto mayor sea el área de hielo atravesada por la luz, más profundo se verá un tono azulado. Espesores de menos de un metro de hielo, por lo general reflejan lo suficiente otras franjas del espectro de luz y la masa gélida sigue adoptando apariencia blanca, sólo cuando la luz pasa a través de un grosor de un metro comenzamos a ver tonos de azul en el hielo.
Seguimos admirando esta impresionante naturaleza, del mar a la montaña
Frente al puerto de Narsaq, entre la península y la isla de Tuttutooq, un canal comunica Skovfjord con el vecino fiordo de Ikersuaq o Bredefjord.
A partir de Narsaq, el Skovfjord se convierte en el Tunulliarfik o Eiríksfjörð, más escarpado con laderas desnudas y agrestes, de rocas sin vegetación salpicadas de las pinceladas blancas de la nieve que cubre las cumbres.
Tunulliarfik tiene una longitud de 60 km y una anchura máxima de 6,5 km, con escasas poblaciones en sus orillas, aparte de Narsaq.
La proximidad de los pequeños pueblos pescadores permite cruzarnos con algunas de sus embarcaciones faenando
Incluso algunos ¡¡¡ vienen a saludarnos !!!
Si para nosotros es un agradable sorpresa encontrarnos con los pescadores, para ellos ver aparecer a nuestro gigante, tiene que ser todo un acontecimiento….., porque mucha animación por estas aguas no debe de haber habitualmente
¡¡¡ como no sea carreras entre icebergs!!!!
La primera población después de pasar Narsaq es Inneruulalik, según Wiquipedia en el último censo solo tenía !!! 4 habitantes !!!.
Un poco más arriba siguiendo Tunulliarfik están Narsarsuaq y Qassiarsuk, a unos 100 km de mar abierto (Mar del Labrador).
Narsarsuaq que significa «Gran Llanura» en groenlandés, en el último censo 2015 tenía una población total de 145 habitantes.
En la orilla del fiordo, opuesta a Narsarsuaq a muy poca distancia, se encuentra Qassiarsuk, aquí es donde se ubicó Brattahlíð, el primer asentamiento de Groenlandia fundado por Erik el Rojo en el año 985. Este lugar fue el elegido por el jefe vikingo y su familia para fijar su residencia definitiva, desde la cual ejerció el control sobre el resto de los asentamientos nórdicos de la isla a través del primer Þing groenlandés, a semejanza del Alþingi islandés.
Estas pequeñas poblaciones forman parte del área conocida como Kujataa, inscrita el 9 de julio de 2017 por la UNESCO como parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, no solo por su belleza paisajística, sino también por su indudable valor como territorio testigo de la historia y de la cultura de los primeros pobladores que llegaron desde Islandia en el siglo X y de los posteriores colonos, así como de los cazadores y agricultores inuit cuyas comunidades se fueron desarrollando posteriormente.
Horas de gran expectación mientras recorremos el impresionante fiordo
y cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo , aún nos quedaba por descubrir la mayor belleza de estos paisajes con un sol resplandeciente que según avanzamos por el fiordo intensifica los colores
.
Cuando el jefe vikingo Erik Thorvaldson, el Rojo, después de vivir su exilio en estos desconocidos parajes, pudo regresar a Islandia, lo hizo con la intención de convencer a la gente y atraer a sus compatriotas a la tierra que bautizó como Groenlandia (Grønland en danés, tierra verde) que sonaba mucho mejor que la realidad de la inmensa isla blanca cubierta de hielo que descubrió en su huida de Islandia.
Parece ser que aquella época coincidió con unas temperaturas superiores a las actuales y su habilidad de explorador le permitió encontrar un territorio más protegido y privilegiado que desde luego, podía suponer una oportunidad para los que nada tenían en las inhóspitas tierras islandesas.
Si aquellos rudos vikingos, realmente se encontraron con estos bellos paisajes, el verde “color de la esperanza” es el mejor con el que podían “pintar” el nombre del nuevo mundo.
Erik el Rojo fundó Brattahlíð y allí se quedó, no sé si vivió muchos espectaculares días como este, seguramente no.
Imagino que lo más cercano a la realidad de aquel entonces, fue la batalla diaria de un puñado de hombres contra los furiosos elementos de la naturaleza hostil, en fríos y duros días de lucha contra las adversidades que al final vencieron, consiguiendo no solo que el agua fuera verde con los rayos del sol, sino que también surgieran las tierras verdes que soñó Eirík el Rojo para sus gentes al cobijo de las colinas rocosas del fiordo.
Creó nuevos asentamientos, aunque había poca tierra apta para la agricultura, la abundancia de focas, ballenas y osos, proporcionaban las principales fuentes de alimentación y permitieron prosperar a estas pequeñas nuevas urbes que llegaron a tener una población cercana a las 5000 personas.
La historia cuenta que Erik y su esposa Theodhild tuvieron cuatro hijos: una hija, Þuríður Eiríksdóttir y tres varones, Leif Eriksson, Thorvald y Thorsteinn.
Fue el segundo de los hijos, Leif Eriksson, nacido alrededor del año 960–970 dC, el que heredó mayor instinto aventurero y marino como su padre, primero viajó a Noruega, tierra natal de su familia, en los umbrales del año 1000, allí el rey Olaf I le convirtió junto a todos sus hombres al cristianismo y le envió de vuelta a Groenlandia con la misión de convertir a los colonos vikingos a la fe cristiana.
En el viaje de regreso se encontró con un navío mercante que había naufragado, y al salvar a su tripulación fue recompensado con la valiosa carga que transportaba. A partir de entonces se le conoció como «Leif el Afortunado».
Permaneció un tiempo en Brattahlíð y cumplió la misión encomendada por el rey propagando la fe cristiana, siendo su madre una discípula ferviente. Por ello se edificó la que sería la considerada «primera iglesia del Nuevo Mundo»: Þjóðhildarkirkja, así llamada en honor a Þjóðhildur, la esposa de Erik el rojo y madre de Leif Eriksson .
Pasado un tiempo, atraído por los rumores de la existencia de una nueva tierra desconocida, Leif Erikson decide aventurarse a su búsqueda con un grupo de unos 35 hombres de su confianza.
Cuenta la leyenda que Leif le propuso a su padre hacer la expedición, pero que este cayó de su caballo en el camino y, tomando esto como un mal presagio, decidió quedarse, muriendo de unas fiebres el primer invierno tras la partida de su hijo, probablemente se trató de la peste que acabó con muchos de los vikingos. Erik, nunca abandonó el paganismo, aunque según alguna leyenda se habría convertido al cristianismo en su lecho de muerte convencido por su esposa.
Leif Erikson zarpó hacia el Oeste, guiado por los relatos del comerciante islandés Bjarni Herjólfsson que en uno de sus viajes se vio sorprendido por una tormenta que le desvío de su rumbo, haciéndole avistar tierras no identificadas hasta entonces.
Erikson, después de navegar varios días, llegó a una tierra que describió como boscosa, con grandes pastos y ríos con salmones que denominó Vinland (tierra del vino, por su abundancia de viñedos). Allí decidió formar el que sería considerado el primer asentamiento europeo en América, unos quinientos años antes de que llegara Cristóbal Colón.
Pero pronto las cosas empezaron a ir mal y probablemente los ataques de los nativos hostiles, seguramente descendientes de los inuit siberianos, acabaron con los vikingos en poco tiempo, matando al propio hermano de Eriksson, quien regresó a Brattahlíð donde murió alrededor del año 1020.
Aún hoy en día Brattahlíð ofrece la mejor tierra cultivable de Groenlandia debido a su ubicación al final del fiordo Tunulliarfik, que le protege del clima frío y brumoso, las aguas heladas del mar abierto y las tormentas oceánicas que azotan otras zonas. Pero este entorno idílico por el que acabamos de pasar, no resulta tan atrayente para echar raíces definitivas como en tiempos de los intrépidos vikingos, muy pocos son sus moradores actuales, en el último censo Brattahlíð contaba con una población de 60 habitantes.
Cae la tarde mientras el ms Rotterdam emprende su regreso aún por las aguas del fiordo Tunulliarfik pero ya hacia mar abierto, en poco tiempo estaremos en el mar del Labrador.
Dejamos atrás Groenlandia como hace muchos cientos de años también lo hicieron los vikingos.
Los asentamientos en Groenlandia funcionaron como una comunidad independiente, hasta 1261, que pasan a depender de la corona noruega. En 1380, se unificaron las coronas noruega y danesa bajo el dominio danés y la gran isla pasó a ser un territorio más de Dinamarca.
A lo largo del siglo XV, por causas que aún no están claras, los asentamientos vikingos groenlandeses fueron desapareciendo. Probablemente un cúmulo de factores hicieron que las colonias vikingas comenzaran a debilitarse: al igual que en Islandia, la falta de árboles les impedía construir nuevos barcos que sustituyeran a los viejos en condiciones cada vez más precarias, con lo que el efecto de aislamiento e insularidad quedó reforzado por la casi imposibilidad de comunicación con el exterior, sumado al paulatino desamparo de las colonias por parte de Noruega. Además sobrevino un periodo de enfriamiento global, con un empeoramiento de las condiciones climáticas conocido como “pequeña edad de hielo”, a las difíciles condiciones de vida, se añadió el desgaste del suelo de labranza, llegando épocas de hambrunas y enfermedades como la peste que hizo estragos entre los vikingos. Como si esto fuera poco, también sufrieron los ataques de los Thule, pueblo ancestro de los actuales Inuit, originario de Siberia que se fue extendiendo gradualmente por el Ártico. Los Thule arrasaron algunos de los asentamientos y masacraron a parte de la debilitada población vikinga, quedando la isla en manos de los innuit (esquimales), mejor adaptados para los fríos extremos que probablemente acabaron por eliminar los últimos vestigios de la colonización vikinga. Los que consiguieron sobrevivir seguramente, emigraron de nuevo hacia Islandia.
Nosotros seguimos adelante, atrás quedan los múltiples colores de Greenland, perdiéndose en el horizonte pero bien guardados en nuestra memoria.
Nuestra impresionante “travesía vikinga» sigue a Leif Eriksson en busca de ….. ¡¡¡ Vinland !!!
Bellísimas e impresionantes imágenes!! Una auténtica maravilla!!
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Muchas gracias, si ha sido un viaje fantástico, con unos paisajes impresionantes que hace muy difícil seleccionar entre tantísimas fotos que hemos hecho, uf las pondría todas !!! un placer poder mostraros algunas. Saludos
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Sin duda Groenlandia esta llena de magia y tierra sin explorar. Ya está en mi lista de lugares por patear. Excelentes imagenes!
Un saludo.
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Muchas gracias por el comentario, sin ninguna duda Groenlandia es muy muy especial. Saludos.
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