Siguiendo el itinerario programado para nuestro SEGUNDO DÍA en el «Valle del Loira» (15 de Julio 2016), salimos de Orleans camino de del Château de Chicamour (41Km), en unos cuarenta minutos estaremos allí.
Nos encontramos una gran casona rodeada de una enorme finca donde pasta un caballo frente a la fachada principal.
Silencioso y tranquilo no se ve a nadie más.
El edificio tiene aspecto descuidado y al entrar por la puerta principal nos encontramos con una pequeña, desordenada y bastante destartalada recepción que nos hace temer que este alojamiento no ha sido una buena elección. Hay dos mujeres, aparentemente las recepcionistas, que no nos prestan atención salvo un ligero saludo en respuesta al nuestro y siguen enfrascadas en no se sabe que tarea, tardan en atendernos unos 10 minutos, por fin nos hacen el check-in. Habíamos reservado un mes antes habitación familiar (para nosotros dos con nuestros dos hijos), pero según nos explican en francés, parece que no tenían disponibilidad dentro de la Casona y una de las mujeres nos acompaña a una bonita casita de madera (bungalow) a muy poca distancia de la entrada principal de la Casona.
Rodeado de césped y arboles , la parte posterior del bungalow esta pegada a una rara construcción destartalada como si fueran las antiguas caballerizas abandonadas, al lado de esta estructura hay una especie de invernadero acristalado también todo destartalado con los cristales rotos.
Aparcamos nuestro coche delante de la casita de madera y descubrimos que el bungalow está bastante bien arregladito, coqueto y nuevo, se compone de una sala con dos camas matrimoniales supergrandes y un moderno baño:
A mis hijos les gustó mucho, supongo porque era la primera vez que nos alojábamos en un Bungalow. Una vez colocado el equipaje, nos disponemos a recorrer la finca.
Delante del Bungalow entre los árboles y un macizo de bog, hay un palomar con unas cuantas especies gallináceas exóticas, bastante raras para nosotros, mezcladas con las gallinas tradicionales, bastante descuidado todo, nos cruzamos también con varios perros.
En la parte posterior de la Casona, encontramos una cómoda terraza mejor arreglada donde se puede tomarte algo.
Pero la gran sorpresa fue el picadero de caballos que hay en esta parte trasera de la finca, con un montón de bonitos ejemplares que pudimos ver entrenar, así como unos cuantos niños con sus clases de equitación en el Pony Club.
Después de recorrer la finca y entretenernos un buen rato con los caballos, decidimos ir a cenar a Sully sur Loire a unos 24km .